martes, 6 de noviembre de 2012

Los Secretos del teñido textil indígena



PILAR ESPINOSA

Que las betarragas no sólo sirven para una ensalada lo sabe mejor que nadie Elisia Lemunao. Vive en Llamuco Bajo, cerca de Pillanlelbún, en La Araucanía, y como muchas mujeres mapuches de mediana edad, creció entre husos, telares, lanas y tintes de colores.
De la misma agua en que hierve las betarragas saca un color muy vivo y fácil de conseguir, porque ella misma las cultiva en su huerto.
Para lograr tonos verdes, hierve hojas de quila y para el rojo utiliza flores y follaje de notros. También aprovecha las raíces, frutos, hojas, corteza y flores del maqui, boldo, nalcas, ciertos líquenes, chilcos y fucsia.
Son algunas de las especies que dan colorido a los tejidos artesanales mapuches y no es mucho más lo que actualmente se ocupa. Lo que cambia las tonalidades son las proporciones y las mezclas, en un proceso que requiere paciencia.

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