Igual que otros cultivos de raíces, las
remolachas necesitan un suelo fértil (especialmente alto en potasio) para su
crecimiento vigoroso.
Siembra:
Los surcos tendrán de 2 a 3 cm de profundidad y
30 cm de separación.
La siembra debe hacerse aproximadamente a mitad
de septiembre en el Hemisferio Norte.
Tallos débiles, es a menudo el resultado de
plantar demasiado profundo o cuando el suelo forma una costra después de una
lluvia fuerte.
Cuando eso sucede, las plantas pueden emerger en
un período de tiempo relativamente largo, provocando diferentes tamaños y
edades de plantas en el semillero.
Las remolachas son bastante resistentes a las
heladas y pueden ser plantadas en el huerto 30 días antes de que terminen las
heladas.
Aunque las remolachas crecen bien durante tiempo
caliente, el semillero se establece más fácilmente en condiciones frescas y
húmedas.
Establezca plantaciones en escala, con 3 a 4
semanas de intervalo hasta la mitad del verano, para que tenga una constante fuente
de remolachas frescas, blandas y un poco tiernas.
Las variedades de germinación única evitan el
aclarado, ya que dan lugar a una sola planta.
Las variedades más pequeñas necesitan entre 8 y
12 semanas para madurar, entre 14 y 16 en el caso de las normales.
Remojar en agua las semillas durante una hora
para propiciar la germinación.
Sembrar 1 mes antes de las últimas heladas y
repite la operación cada 4 semanas hasta mediados del verano.
Sembrar a 2 cm de profundidad en hileras
separadas 25-30 cm.
Aclarar de forma que haya entre 10 y 15 cm entre
plantas.
Cavar la tierra y a continuación acólchala con
compost o retazos de hierbas.
Regar cada 2 ó 3 semanas en tiempo seco y recoge
las primeras remolachas cuando midan 5 cm de diámetro.
Riego:
Necesita un buen riego, la sequía es uno de los
factores de más daño para la planta.
Mantenga sus plantas de remolacha con una humedad
uniforme para su mejor rendimiento.
Aporcado
y malas hierbas:
Aporcar (poner tierra al lado de las plantas)
frecuentemente es importante, porque las remolachas no compiten bien con las
malas hierbas, especialmente cuando son pequeñas.
Debido a que las remolachas crecen muy cerca de
la superficie, desyerbado manual y temprano, aporques frecuentes y
superficiales son los métodos más eficaces para controlar malas hierbas entre
filas (surcos).
Si se remueve la tierra profundamente, para
quitar las malas hierbas, puede dañar a las remolachas.
Conservación:
Al almacenarlas, las hojas de la remolacha
absorben el agua de la remolacha, reduciendo su sabor; y las remolachas se
ponen como deshidratadas.
Deje una pulgada de tallos a la remolacha y no
lastime el bulbo, para conservar la humedad y los nutrientes.
Después de cortar las hojas, las remolachas se
pueden almacenar bien por una semana en bolsas plásticas con agujeros y en el
refrigerador.
Las remolachas pueden ser congeladas, conservadas
(en frasco o latas) o conservadas en vinagre, o cuando se secan se tienen
buenos resultados.
Las remolachas pueden ser almacenadas en una
bolsa de polietileno en refrigerador por varias semanas.
Las remolachas también pueden ser almacenadas en
hoyos al aire libre si se entierran antes de que la tierra se congele en el
otoño.
No permita que se congelen.